Confesiones

A veces es muy difícil.. sobrevivir a uno mismo. ¿Que siento?.. sequía., aspereza.. Encuentro barreras por los cuatro costados. No me permiten caminar ligera, suelta, viva!!. Aunque sin embargo, es curioso, ellas me ayudan, sintiéndolo sinceramente, a frenar lo incontrolable, lo desagradable, lo dañino, lo amenazante... ¿si? en verdad, amenazante? Así lo crees realmente? ... NO, el todo pertenece a un todo, y soy yo la me quiero apartar, soy yo la que no me dejo regar, recibir esas gotas de vida que avivarían mi color verduzco pálido, aflorar relucientes esas virtudes y defectos que acentúan la individualidad. Seguir al sol y no la luna, que aunque su brillo plateado hipnotizan mis sentidos, y parece susurrarme que un mundo programado, planeado... justo, puede conseguir abrir mis flores- Pero no es cierto. Ninguna flor se abre a la luz de la luna. Todas resplandecen con el sol, es lo que le da vida, energía, principio y fin.

Por eso ¿por qué insistes tu, en mantenerte dura, fuerte como la corteza muerta de un árbol vivo por dentro... como la hoja caída, quebradiza y frágil que finge tener fuerza ante el viento y retarle a un duelo de espacio? ... porque el menos, así siento que controlo algo, que por lo menos estoy segura de algo, o en algo.. encuentro mi refugio, donde sólo tienen cabida yo y mis pensamientos. Y ellos no me traicionarán. No se mostrarán indiferentes, impasibles, como diciendote: búscate la vida, que te las arreglas bien sóla. Siempre lo has hecho, y no has necesitado ayuda, y el resultado no ha sido tan malo. ¡Pero no es ciero! Jamás me he sentido segura en el camino, sólo he visto el final cuanto ya me topaba de bruces con el, me frenaba de repente un paso a punto de iniciarlo( porque percibía que el camino aún sería largo...) y no terminaba de encajar la frenada. Es como si derrapara justo al final de la meta, llegase la primera si, pero el castañazo fue duro tras cruzar la línea. Y anque todos aplaudían sonrientes y eufóricos, nadie se daba cuenta de que yo prodría estar herida, necesitaba de atenciones, que mi inicial alegría por llegar a meta se veía ahora ahogada en un segundo plano por la falta de atenciones. Soledad en medio de la multitud.

Tal vez, el problema siempre ha sido que no he sido capaz de alzar la vista, caminar erguida dejandome deslumbrar por el color de la aurora del horizonte, que seguramente me sonrería diciéndome:- ¡Ana, mira! El camino es muy llano, y no requiere tanto esfuerzo, vuélvete hacia atrás, si ya has recorrido medio camino sin darte cuenta..- Si sólo, tenía que alzar la vista y mirar el conjunto, yo y mi alrededor. Todas y cada una de las cosas que me guiaban en esa dirección.

Por eso, hoy confieso que ¡si! añoro la ternura, tu ternura, el poder abrazarte, y que me abraces, el que pronuncies mi nombre como esa palabra mágica que abre mi alma hacia ti. El llorar de alegría, y de pena, el mostrarme débil y tu no salgas corriendo. Porque aunque parecía de acero y terminé siendo hojalata. Y ya no tengo la resistencia suficiente para poder soportar tu peso, y te derrumbarías. El gritar con locura a la divertida vida, reir con ganas porque sí, y no me encierres sin piedad en tu loquero judicial. Me dejes volar, no empapes mis alas, y resoples a mi creatividad y ocurrencias que llenan de color mi tiempo. Desconectar y preocuparme por lo mundial, huir y cuidar de él al mismo tiempo, contruibuir a unir lo que era único, creer en los enlaces y poder verlos para reforzar la unión por esos puntos. Dejarme fluir, para fluir con el mundo. Ser al fin yo enteramente y completa, para poder completar.. lo que está en crecimiento.

Sólo quiero al fin, te confieso, atreverme a decirte.. !te necesito!. Tú eres mi necesidad apremiante.